Mirar pantallas antes de acostarse es un importante perturbador del sueño. La luz azul emitida por televisores, computadoras y teléfonos celulares promueve el estado de alerta e interrumpe el ciclo normal de sueño/vigilia. Aquí encontrarás algunos consejos para que deshacerte de las pantallas y no afectar tu sueño.

Prepara una recámara libre de pantallas

Si es posible, mantén televisores, computadoras portátiles y teléfonos fuera de los espacios para dormir. Si bien puedes llevar un período de adaptación, convertir tu dormitorio en un santuario del sueño es una de las mejores cosas que puedes hacer para dormir. Si tu teléfono necesita estar en tu habitación por la noche, ponlo lejos de tu cama para que no tengas la tentación de verlo.

Utiliza una aplicación de gestión del tiempo de pantalla

Puedes usar la tecnología para minimizar la distracción de la tecnología digital. Aplicaciones como RescueTime, Freedom, Opal y Screentime te permiten establecer límites sobre cómo y cuándo usas tus dispositivos.

Tu teléfono también te permite establecer horas de silencio cuando llegan mensajes de texto y llamadas de un grupo selecto de personas. Estas opciones reducen las distracciones a la hora de acostarse para que duermas mejor.

Sigue una rutina para las pantallas

En lugar de permitir que el uso de pantallas se infiltre en cada momento libre de tu día, reserva momentos específicos cuando uses tus dispositivos. Por ejemplo, podrías dedicar 10 minutos cada dos horas a revisar el correo electrónico, las redes sociales y los mensajes de texto. El resto del tiempo será de “no intervención”.

Por la noche, planea tu último tiempo frente a la pantalla dos horas antes de acostarte y luego coloca tu teléfono lejos de tu cama.

Sustituye las pantallas por un mejor hábito

Por lo general, las personas recurren a las pantallas para ocupar el tiempo extra, ya sea esperando en la fila, durante una comida o al final del día.

Para dejar el hábito de las pantallas nocturnas que perturba el sueño, elije una mejor manera de relajarte durante esas horas tranquilas antes de acostarte.

Lee un libro, habla con un ser querido, escucha música relajante o prueba una meditación guiada.