Parte 2 de 3
En México, la ansiedad y el estrés relacionados a las condiciones del trabajo generan un costo de hasta $16,000 millones de pesos al año.
El costo monetario es alto. México ya éramos uno de los países con menor productividad de acuerdo a las jornadas trabajadas según la OIT en el 2017, sin embargo, con el repunte crítico visto en los riesgos psicosociales en los últimos años y en época postpandemia, se estima que nuestro resultado en unos años, será peor ¿por qué? porque de acuerdo a lo revisado en la parte 1 de este artículo, vemos que no se están generando suficientes acciones de control y remediación efectivas en los centros de trabajo de nuestro país.
En esta segunda parte, revisaremos los costos (económicos, humanos, sociales, legales) de los riesgos psicosociales y como podemos verlos reflejados en diferentes áreas:
Afectaciones económicas: Según un estudio epidemiológico del Instituto Mexicano del Seguro Social, la depresión es la principal causa de incapacidad en el ámbito laboral y en promedio la atención hacia las personas que la padecen puede demorar entre 4 y 20 años dependiendo de circunstancias específicas de cada caso. Las incapacidades por cuestiones asociadas a riesgos psicosociales generan un declive importante en la productividad de las empresas y por ello se estiman pérdidas económicas tan amplias. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) refiere que el estrés laboral significa una reducción de entre 0.5 y 3.5% del Producto Interno Bruto.
Impactos en la salud: Adicional a los problemas de salud mental asociados a los riesgos psicosociales como la ansiedad, la depresión, la angustia, el síndrome de estar quemado y problemas asociados a riesgo de suicido, existen también afectaciones de salud física como problemas cardiovasculares, metabólicos y trastornos musculoesqueléticos que atentan no sólo contra la calidad de vida de las personas, sino contra su vida, punto.
Consecuencias sociales: El impacto en la salud mental y física de quienes operan una empresa en cualquiera de sus áreas y en cualquiera de sus niveles, se ve reflejado también en el tejido social de la misma, en la comunidad, en la cultura que permea. Las personas afectadas tienden a ser menos colaborativas, más reactivas, mantienen un trato deshumanizado y la toma de decisiones en la empresa se puede también ver afectada por estas problemáticas.
Repercusiones legales: La multa por incumplir sólo con uno de los elementos auditables de la NOM035 que a veces consideramos menos importantes como difundir los resultados bianuales de los cuestionarios de factores de riesgo psicosocial en el centro de trabajo, puede ascender a casi medio millón de pesos, de acuerdo la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Además de las ya tan conocidas multas, hay también repercusiones legales como las demandas que están enfrentando las empresas por violencia o acoso laboral derivadas de casos presentados en la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) o en los Tribunales de lo Laboral de los Estados (PROFEDET), o incluso demandas civiles que tienen su origen en temas de riesgo psicosocial en el espacio de trabajo.
Los factores de riesgo psicosocial tienen un impacto significativo en el rendimiento y la sostenibilidad financiera de las empresas, así como en el bienestar de los empleados y la salud pública. Las organizaciones que reconocen e intervienen en estos aspectos no solo mejoran su eficiencia operativa, sino que también contribuyen al bienestar general de la sociedad. La gestión proactiva del bienestar psicosocial es, por tanto, un imperativo tanto ético como económico en el mundo laboral actual.
Liliana Gutiérrez de la Fuente – Maestra en Desarrollo Humano y especialista en NOM035.
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