El trastorno bipolar, antes denominado “depresión maníaca”, es una enfermedad mental que causa cambios extremos en el estado de ánimo que comprenden altos emocionales (manía o hipomanía) y bajos emocionales (depresión).

Cuando te deprimes, puedes sentirte triste o desesperanzado y perder el interés o el placer en la mayoría de las actividades. Cuando tu estado de ánimo cambia a manía o hipomanía (menos extrema que la manía), es posible que te sientas eufórico, lleno de energía o inusualmente irritable. Estos cambios en el estado de ánimo pueden afectar el sueño, la energía, el nivel de actividad, el juicio, el comportamiento y la capacidad de pensar con claridad.

En la mayoría de los casos, el trastorno bipolar se trata con medicamentos y apoyo psicológico (psicoterapia).

Se desconoce la causa exacta del trastorno bipolar, pero este puede implicar varios factores, entre ellos:

  • Diferencias biológicas. Las personas con trastorno bipolar tienen cambios físicos en el cerebro. La importancia de estos cambios aún es incierta, pero con el tiempo puede ayudar a identificar las causas.
  • Genética. El trastorno bipolar es más frecuente en personas que tienen un familiar de primer grado (como hermanos o padres) con esta enfermedad. Los investigadores están buscando genes que puedan intervenir en el origen del trastorno bipolar.

Si te han diagnosticado trastorno bipolar, algunas estrategias pueden ayudarte a evitar que los síntomas leves se conviertan en episodios maníacos o depresivos completos:

  • Presta atención a las señales de advertencia. Tratar los síntomas de forma temprana puede evitar que los episodios empeoren. Es posible que hayas identificado un patrón en los episodios bipolares y qué es lo que los desencadena. Si sientes que estás a punto de entrar en un episodio maníaco o depresivo, llama a tu médico. Pídeles a tus familiares o amigos que también estén atentos a las señales de advertencia.
  • Evita las drogas y el alcohol. El consumo de alcohol o drogas recreativas puede empeorar los síntomas y aumentar las probabilidades de que regresen.
  • Toma tus medicamentos exactamente como se te indicó. Es posible que te sientas tentado a suspender el tratamiento: no lo hagas. Si dejas de tomar el medicamento o reduces la dosis por tu cuenta, es posible que sufras efectos de abstinencia o que los síntomas empeoren o regresen.